jueves, 3 de diciembre de 2009

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El brindis de la muerte.


Hay muchas versiones sobre el origen de la costumbre de chocar las copas antes de un “brindis” pero por su originalidad me voy a quedar con la que he denominado “el brindis de la muerte“.

Muchas de las celebraciones/banquetes de la Edad Media (más o menos) perseguían reunir a los enemigos y poder eliminarlos. La forma más sutil y menos peligrosa era utilizar el veneno. Así que, para mostrar que el contenido de las copas (vino o cerveza) no estaba envenenado, el anfitrión permitía que el invitado vertiera un poco de la bebida en su copa.

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Cuando el invitado tenía plena confianza en el anfitrión sólo golpeaba su copa contra la del anfitrión. Y de esta forma se estableció el ritual de chocar las copas antes de un brindis.






La ruta de la seda subterránea.



La ruta de la seda era un red de rutas comerciales establecidas entre Asia y Europa. Aunque su nombre se debe a la mercancía más preciada, la seda, los mercaderes comerciaban con materiales preciosos, marfil, lino, especias, etc.


Hoy en día existe otra ruta, en este caso subterránea, no tan conocida pero también muy importante… por lo menos para la Franja de Gaza y los palestinos que la ocupan. Desde 2007 , Al Fatah controla Cisjordania y el grupo Hamas controla la Franja. En 2008, y tras el enfrentamiento con el ejército israelí, éste ha bloqueado el comercio de Gaza con el exterior. La única vía de contacto con el exterior son los túneles que unen Gaza con Rafah (Egipto). Egipto hace la vista gorda para no enfretarse a los islamistas más radicales e Israel no puede destruir todos los túneles que se construyen (se cree que hay más de 1.500 túneles entre Gaza y Egipto).

Este comercio/contrabando está totalmente controlada por Hamas; los túneles “tributan” ante Hamas dependiendo del tamaño y del tipo de mercancía (gasolina, ropa, electrodomésticos, móviles…).

Arquímides y sus espejos

Cuenta la tradición, más concretamente Luciano de Samosata que, en la defensa de la ciudad de Siracusa ante los romanos, Arquímedes utilizó un conjunto de espejos ustorios consiguiendo hacer arder los barcos de la flota invasora.



Fotograma de la película Cabiria 1914

La leyenda de la defensa de Siracusa y de cómo Arquímedes derrotó a la flota romana utilizando estos espejos ustorios se convirtió en un debate encendido que ha llegado a nuestros días. Durante todos estos siglos ha habido célebres partidarios de que se trataba de una patraña, como el mismísimo Descartes, y por supuesto han existido importantes defensores de su efectividad.