lunes, 13 de abril de 2009

Las conspiradoras

LAS CONSPIRADORAS

Image and video hosting by TinyPic



El viejo Ramsés III, último gran soberano del Imperio Nuevo de Egipto, descubrió antes de morir, las desventajas de tener un harén.
Hacia el 1.153 a.C. el faraón falleció en extrañas circunstancias, y en los meses siguientes, su hijo y heredero, Ramsés IV inició un proceso para juzgar a las mujeres de su padre, por conspiración y asesinato.
Pero... ¿Qué había ocasionado semejante rebelión de concubinas? Al parecer, no se trató de falta de virilidad del monarca o algún incumplimiento de sus deberes sexuales. Su inexcusable error habría sido traicionar la confianza femenina.
En el centro del complot estaba la más hermosa de sus esposas secundarias, Tiyi ¡enojadísima! Ramsés, pese a la costumbre, había omitido elegir entre las mujeres del harén a una “gran esposa” cuyo hijo varón sería su sucesor normal. Y en cambio había designado arbitrariamente a uno de sus hijos, el futuro Ramsés IV para sucederlo. Esta verdadera injusticia habría desatado intrigas al por mayor en la institución, donde varias centenas de mujeres se desvivían haciendo méritos ante su amo.

Image and video hosting by TinyPic

Pero Tiyi, antigua favorita por su belleza, artes amatorias e inteligencia, no estaba dispuesta a olvidar la promesa –seguramente hecha por Ramsés en algún éxtasis amoroso- respecto de nombrarla “gran esposa” e instalar en el trono al hijo de ambos, Pentauret. Y hábilmente, convenció a sus compañeras y reclutó para su causa, al director del harén, un cierto número de funcionarios de la institución, un copero, un médico, el administrador de los sacerdotes, el comandante de las tropas y a un general. En total, veintiocho hombres y cientos de mujeres organizaron el complot para matar al informal Ramsés. Además habían tomado la elemental precaución de ayudarse con magia, y gracias a un misterioso libro, elaboraron figurillas de cera sobre las que pronunciaron los correspondientes y dañinos conjuros.
El complot parece que fracasó, aunque curiosamente Ramsés III sí falleció en la fecha prevista por las conspiradoras. Los papiros conservados no dan detalles del asesinato y al parecer la momia del faraón no muestra evidencias de heridas que indiquen violencia.
La decisión de doce jueces, elegidos por Ramsés IV, fue lacónica y sin apelaciones: todas las inculpadas y sus cómplices masculinos (entre ellos Pentauret, el hijo de Tiyi) fueron condenados al suicidio. Extrañamente la hermosa Tiyi, alma del complot, no figura en la lista de los acusados…

No hay comentarios:

Publicar un comentario