jueves, 22 de enero de 2009

Los Siete Objetos Perdidos

Los Siete Objetos Perdidos



1. El Galeón San José

Según cuentan los historiadores, el galeón San José fue el barco más cargado de tesoros provenientes de las colonias que salió desde el puerto de Cartagena hacia España el 7 de junio de 1708 bajo el mando del almirante José Fernández de Santillán. El galeón estaba lleno de piezas de oro y plata, que se calculan en, por lo menos, 5000 millones de dólares.

Nadie previo que las condiciones del tiempo cambiaran de forma tan inesperada. De un momento a otro, las nubes cubrieron el océano, mientras una suave llovizna golpeaba la cubierta del barco.

Por la tarde, al buque empezó a acercarse El Expedition, un barco inglés comandado por Charles Wager. Empezó una gran batalla naval, en el efecto de la cual la nave española se fue a pique. La tragedia ocurrió a las siete y media de la tarde. El imponente galeón con todos sus tesoros se hundió a más de 210 metros de profundidad del Mar Caribe, convirtiéndose en una leyenda y el objetivo de vida de muchas personas, que a través de los siglos trataban de llegar a sus tesoros.

La búsqueda del galeón San José inició en 1982 cuando se autorizó a una empresa norteamericana explorar el área en que presumía que el barco se encontraba. Meses más tarde, la empresa encontró el galeón y fue reconocida como descubridora de su tesoros.

En la actualidad, después de dos décadas de litigios jurídicos y tras 300 años de hundido el galeón San José, la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de Colombia tomó una decisión acerca de a quién pertenecen los tesoros del barco que descansa en el fondo del mar. La corte consideró que “los bienes de valor histórico, cultural o científico que tengan la calidad de tesoros” son propiedad de Colombia, mientras que los que tengan algún valor económico se repartirán en dos en porcentajes iguales entre el Estado colombiano y la empresa que los rescate.

2. El Santo Grial

Tradicionalmente, el Santo Grial, es el cáliz, copa o vaso que usó José de Arimatea para recoger la sangre de Jesucristo en la Cruz. En casi todas las versiones de la leyenda, es la misma copa o vaso usado por Cristo en la Última Cena.

De acuerdo a la leyenda española, una tradición aragonesa cuenta que el grial fue guardado y utilizado por los apóstoles en Jerusalén. De allí habría pasado a Antioquía, llevado por san Pedro. Posteriormente se habría trasladado a Roma, donde fue usado por 23 papas hasta el pontificado del griego san Sixto II. Este papa (que ejerció el papado durante un año, desde 257 a 258), asustado por la persecución romana, lo envió a Huesca (España) custodiado por el joven diácono Lorenzo para que fuera escondido en las lejanas montañas de Aragón.

En el museo de la catedral de Valencia se conserva un vaso de calcedonia (piedra semipreciosa) de 7 cm de altura y 9,5 de diámetro (con un pie con asas añadido posteriormente), que ha sido identificado como un posible Grial. Varios cálices se reputan como los posiblemente auténticos griales de la Última Cena. Entre ellos, además del de Valencia, el Cáliz de Antioquía de la Colección Cloisters del Metropolitan Museum of Art, o la Sacra Catina de Génova.

Al día de hoy no se sabe con certeza la ubicación del preciado cáliz …

3. La Tumba de Nefertitti

Nefertiti fue una gran reina de la dinastía XVIII de Egipto, gran esposa real de Ajenatón (Akenatón). Su nombre egipcio, nfr.u itn, nfrt.y.ty, se traduce como “Belleza de Atón, la bella ha llegado”. Su belleza fue legendaria, pero tras su imagen sublime, parece que su papel político y religioso en el desarrollo de la experiencia amarniana fue fundamental.

De la muerte de Nefertiti nada sabemos. ¿Cuándo ocurrió? ¿En el año 14 de Ajenatón, cuando Semenejkara sustituye a Neferneferuatón? ¿Unos meses después de la muerte de su marido? ¿O ya en el reinado de Tutankamon, olvidada por todos? A todo este embrollo se suma la aparición de Dahamunzu, la reina traidora, que posiblemente fuera una desesperada Nefertiti-Semenejkara que veía tambalear su trono y no se lo ocurrió más que pedir ayuda a los tradicionales enemigos de los egipcios, los hititas.

Las diversas identificaciones entre Taduhepa, Nefertiti, Semenejkara y Kiya demuestran la ausencia de informaciones sobre sus respectivas vidas y sólo nuevos hallazgos arqueológicos podrían precisar el papel de estos personajes históricos y la súbita desaparición de Nefertiti.

Nunca se ha hallado la momia de Nefertiti, lo que hizo que su búsqueda fuera objeto de curiosidad y de todo tipo de especulaciones.

4. La Batalla de Anghiari

La batalla de Anghiari (en italiano, La battaglia di Anghiari) es una pintura al fresco perdida, obra del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Algunos creen que está escondida en algún lugar del Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio de Florencia.

5. La Sala de Ámbar

La mítica Sala de Ámbar, considerada la “Octava Maravilla del Mundo”, desapareció misteriosamente en 1945 y todavía no se ha logrado dar con su paradero. Se llama así por que sus paredes estaban recubiertas de ámbar, una valiosa resina fósil del color de la miel.

Fue un regalo que le hizo el rey de Prusia, Federico Guillermo I al zar Pedro I el Grande en 1.716. A Rusia llegaron los paneles de ámbar listos para ser montados. En 1.755, la zarina Catalina II ordenó instalar la espectacular habitación en su palacio y, en 1757, añadió a la estancia cuatro mosaicos traídos de Florencia.

La habitación real fue saqueada por soldados de la Wehrmacht en 1.941 y llevada a un castillo de Königsberg, (actual territorio ruso de Kaliningrado). Desde allí, en 1945, fue trasladada a un lugar desconocido. La cómoda fue hallada por casualidad en 1.997, en el almacén del museo berlinés de artes aplicadas, y el mosaico apareció, aquel mismo año, cuando el hijo del soldado alemán que se apoderó de él, un tal Achtermann, se proponía venderlo por 5 millones de marcos. Tras la contienda, Achtermann se llevó el mosaico a su casa y su hijo Herbert se lo encontró en el desván, en 1978. Lo colgó en el recibidor y, 19 años más tarde, supo que lo que tenía en su casa era una obra de arte muy buscada y de gran valor.

En mayo 2003, se terminó de reconstruir en su emplazamiento primigenio, es decir en el palacio de Catalina II de Tsárskoye Seló, (afueras de San Petersburgo), una réplica exacta del salón perdido. Se emplearon seis toneladas de ámbar. Los trabajos comenzaron en 1979 y se utilizaron como modelo viejos dibujos y fotografías en blanco y negro. El conjunto está compuesto por un total de medio millón de piezas de ámbar.

6. La Tuma de Genghis Khan

Genghis Khan nació cerca del lago Baikal (en la actual Rusia) en el año 1167 y sería el líder de un poderoso imperio que abarcaría casi toda Asia y parte de Europa . Su verdadero nombre era Temujin. Era hijo de Yesugei, jefe y dirigente mongol, y bisnieto de Kabul Khan, líder de los mongoles que, supuestamente, fue envenenado por los Tártaros.

En realidad Genghis Khan fue una especie de título a manera de reconocimiento por el genio y el coraje demostrado, por conquistas, batallas y liderazgo que lo llevaron a ser dueño y señor de Mongolia.

Genghis Khan muere a la edad de 60. La razón aun no esta clara, una teoría la atribuye a las lesiones internas después de un accidente de caza y otra a la malaria.

Según la leyenda, para evitar el saqueo de su tumba, él mismo ordenó ser enterrado en un lugar de difícil acceso y sus lugartenientes acabaron con la vida de los 800 soldados que ayudaron a construir el templo funerario en un misterioso paraje llamado “Burjan Jaldún“. Este hecho propició que se crearan todo tipo de leyendas en torno al mausoleo y que se le atribuyera ser el escondite de grandes riquezas.


7.El Avión de Amelia

Amelia Mary Earhart ( Kansas, 24 de julio de 1897 - Océano Pacífico, 2 de julio de 1937) fue una aviadora estadounidense célebre por sus marcas de vuelo y por intentar el primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea ecuatorial.

En 1935 comenzó a formularse los planes para hacer un viaje alrededor del mundo. El Lockheed Electra 10E fue la máquina elegida. Marcaría dos hitos: la primera mujer en hacerlo y la mayor distancia posible circunnavegando el globo en su ecuador. Según ella era el vuelo que le quedaba por realizar.

Amelia partió de Los Angeles California, hacia Florida, el 21 de mayo de 1937.

No existe evidencia real de la trayectoria precisa de la aeronave después de Nukumanu. Nadie vió u oyó el avión sobrevolar. Varias transmisiones cortas fueron recibidas por el Itasca con variadas intensidades, pero no fué posible determinar su posición porque las transmisiones fueron muy breves.

Se ha determinado que el avión cayó entre 35 y 100 millas de las costas de las islas Howland. A bordo de la aeronave llevaban una balsa salvavidas, pero nunca se encontró ningún rastro de ella. Algunos expertos creen que los tanques de combustible vacíos podían haber mantenido a flote el avión durante cierto tiempo.

El Presidente Roosevelt autorizó una búsqueda con 9 buques navales y 66 aeronaves a un costo estimado de 4 millones de dólares. En julio 18, la búsqueda fué abandonada por los barcos en el área de Howland. George continuó pidiendo ayuda para la búsqueda, pero para octubre él también abandonó toda esperanza de encontrarlos con vida.

A lo largo de los años varios avistamientos no confirmados se han reportado… y muchas teorías. Entre esas teorías están:


— Amelia estaba en una misión de espionaje autorizada por el presidente Roosevelt y fué capturada.
— Ella estrelló a propósito su avión en el Pacífico.
— Fué capturada por los japoneses y forzada a transmitir para las tropas americanas como la “Rosa de Tokyo” durante la segunda guerra mundial.
— Vivió por años en una isla en el Pacífico del sur con un pescador nativo.
— En 1961 se pensó que se habían encontrado los huesos de Amelia y Noonan sobre Saipan, pero resultaron ser de nativos saipaneses.

Para finalizar , existe una iniciativa denominada “El Proyecto Earhart” es una investigación iniciada en 1988 por el International Group for Historic Aircraft Recovery (TIGHAR) para dar solución de manera concluyente al misterio de la desaparición de Amelia Earhart.






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